Protege tus Plantas de Calorinas Anticipadas
Antecedentes de meteorología
Cada año es meteorológicamente distinto. Unos años son más cálidos hacia el final del verano prolongándose durante todo el Otoño.
En otros casos como este año 2017 el calor empezó muchísimo antes que años anteriores.
Hace dos años en 2015 hubo una ola de calor que afectó a España durante mes y medio. Se centró en los meses de julio y agosto de manera que fueron muy habituales los casi 44 grados en varios puntos de la Península, sobre todo en la zona central y Sur.
Desde el punto de vista del confort y la salud, lo peor fue que durante la noche era muy común estar a entre 37 y 40 grados, lo cual influyó muy negativamente en el estado de salud de las personas al impedir su sueño y normal descanso.
Esa situación sí se había visto antes pero durante más de un mes seguido no.
Igualmente que en 2014 el frío tardó en llegar de manera que hacía calor en el mes de octubre y una temperatura muy templada en noviembre.
En estos últimos tres años fue habitual observar como los ciclos de crecimiento de las plantas sufrieron cambios y alteraciones impropias de su estación
En este sentido era común disfrutar de la floración de fresas hasta bien entrado el mes de Diciembre lo cuál no ocurría por lo general cuando se llegaba al mes de octubre.
En esos años hubo árboles que prácticamente no perdieron sus hojas las cuales sólo cayeron cuando salieron las nuevas. Para el árbol es como si hubiese vivido una primavera muy calurosa constante.
La tendencia que se observa es la del recorte en la duración de las estaciones de Otoño y Primavera.
De modo que se presenta un Verano cada vez más largo que se anticipa y que tarda en finalizar. Por otro un Invierno que tarda en llegar y que se observa generalmente como más cálido de lo normal.
Es innegable que el clima se calienta. Esto no es un dato únicamente peninsular sino que es la tendencia planetaria de manera que predominan olas de calor con enormes sequías y numerosos incendios, seguido de olas de frío que dejan nevadas de record.
En este año 2017 hubo olas de frío en Enero y Marzo. Ha nevado en varias ocasiones pero durante apenas una semana de seguido. En general la temperatura global en la península ha sido templada.
También hubo fríos en Noviembre y Diciembre del año pasado, pero igualmente fueron de corta duración.
Lo más inusual que se está viviendo este año es la alta temperatura que se está sufriendo casi antes de finalizado el invierno.
De las pequeñas olas de frío se ha pasado a un tiempo muy cálido. Esto se produjo a saltos y ha creado un poco de confusión en los ciclos naturales vegetales
La primavera se adelantó un poco lo cuál ocurre, como se mencionó antes, desde hace varios años.
Su influencia sobre las plantas
Así este año las plantas en general han despertado de su letargo pero cuando lo han hecho en al menos tres ocasiones, este crecimiento en primeras fases fue interrumpido por el frío que fue esporádico pero lo suficientemente dañino para desajustar esos ciclos vegetales.
De este modo, cuando las plantas, ya por el número de horas solares creciente, comenzaron de manera imparable a echar sus primeras hojas y flores, llegó de modo inesperado un clima demasiado caluroso y sobre todo seco que produjo daños en las hojas aun muy tiernas y débiles
En el caso de plantas caduciformes, la sequedad del ambiente y el calor elevado hacen que varios sectores de sus pequeñas hojas no lo aguanten, de manera que sus vasos y nerviaciones para conducir el agua y nutrientes queden obstruidos, ocurriendo a continuación la perdida parcial o tal vez total de la hoja.
La sequedad se manifiesta en los extremos de la hoja que al mismo tiempo que son un poco más finos, son la zona que más tiempo tarda en hidratarse.
En fases de crecimiento tempranas esto es como mutilar su progreso. Si las hojas no se desarrollan del todo, la planta no crecerá completa
En siguientes fases, tal vez en el siguiente mes y medio, puede echar de nuevo otras hojas de apoyo, pero si el calor ha subido en proporción al mes estacional que en realidad no le corresponde, es muy posible que ocurra lo mismo, es decir, que se pierdan hojas nuevas o gran parte de sus sectores.
La propia planta lleva un registro de todos estos cambios y evoluciones y actúa en consecuencia y reacción a los nuevos sucesos y acontecimientos
Tres fases de Autoprotección
Si las condiciones para la vida son poco viables, para su protección, la planta sigue de modo sistemático tres pasos para su supervivencia:
En un primer paso, encorvará sus hojas para reducir al máximo su exposición solar.
En segundo lugar, si aun así sigue siendo muy elevada, estas hojas tienen la habilidad de colocarse al revés por la cara opuesta que es donde menos sensores de luz hay y por tanto esta cara más opaca permite a la superficie más sensible situarse en sombra.
Esta reacción puede ser de dos maneras, girando la hoja en rotación o bien variando su ángulo hacia el Sol elevando el pequeño tallo hasta colocarlo casi totalmente vertical.
Y por último, su tercer y último paso consiste en «perder la hoja».
Cuando las condiciones no son compatibles con el sistema de hidratación de la planta por falta de riego o, en este caso, por calor extremo, la planta se deshace de sus hojas conservando su máxima hidratación en la raíz y tronco.
Una vez que las condiciones mejoran, lo que puede tardar en ocurrir varios días y semanas, la planta de nuevo produce nuevas hojas
Estas hojas al ser nuevas, pueden durar más tiempo de manera que siguen nutriendo al vegetal hasta bien entrado el invierno ya que dichas hojas siendo jóvenes, tienen una capacidad prolongada de vivir.
Así haciendo cuentas, los nutrientes incorporados son los mismos tanto si hay problemas y dificultades como si no los hay.
La planta siempre se trata de adaptar a los cambios que sufre
También destacar que estos organismos poseen una memoria y registro interno de todos estos sucesos.
Es como si llevaran un reloj dentro que les indica para la siguiente vez cómo adaptarse un poco mejor, sacar partido de la situación y evolucionar
Nuestras Plantas en nuestro entorno
Si se trata de plantas de jardín y otras domésticas, lo que podemos hacer es mantener en estas plantas una hidratación constante para que se autorregulen.
En relación a sus hojas es posible dotar a nuestro espacio vegetal, si es el caso de un invernadero, de humidificadores que varias veces al día creen una atmósfera de humedad idónea para su vida.
Si se trata de plantas de interior se pueden usar humidificadores domésticos. En el caso de jardines de exterior hay otras soluciones que van desde los sistemas de auto riego a los nebulizadores y atomizadores de agua los cuáles se distribuyen por el espacio.
También mencionar que cuántas más plantas tengamos agrupadas, más humedad concentrada habrá. Las plantas cuando están unas cerca de otras, en conjunto crean un microclima de modo que los árboles se rodean de arbustos y estos a su vez de plantas menores como el suelo tipo césped.
Así todo el conjunto mantiene una humedad muy superior a la que podría tener un pequeño conjunto aislado sobre un suelo por ejemplo de cemento o cerámica.
La irradiación del sol sobre este tipo de suelo es total y eleva su temperatura muchísimo de manera que dicho suelo sigue irradiando calor incluso horas después de que el Sol ya se ha ocultado.
Una planta en este entorno no sobrevive. Incluso en invierno este suelo extrema tanto el clima que no hace más que producir daños en el vegetal.
Lo mejor es un suelo natural de tierra que deberá estar algo húmeda, y si es cubierto de hierba o césped mucho mejor
Si escogemos diseños modernos acordes a un espacio abierto como áticos, terrazas amplias o un jardín urbano, será posible alternar dichos modelos con materiales más amables como la madera y el bambú muy presentes en una casa de campo.
En estos casos al ser materiales de origen vegetal, su comportamiento será muy parecido al suelo natural.
Otra posibilidad es la de cubrir suelos de cemento y cerámicos con corteza de árbol, fibra de coco y o gravilla volcánica. Son tres elementos fabulosos para retener la humedad de nuestras plantas así como para mejorar la estética de nuestra vivienda en las zonas anexas al edificio.
Conclusiones
No obstante, según lo comentado párrafos atrás acerca del clima, todas las adaptaciones al cambio tienen un límite, en las Plantas y en el Hombre. Si los cambios son muy bruscos y extremos podría sobrevenir alguna clase de desastre a nivel ambiental y por tanto alimentario.
Vivimos en un sistema ambiental cerrado que es el Planeta Tierra, y todos los cambios que en él se producen afectan al conjunto de seres vivos que lo habitan.
También para no alarmarnos saber que en el pasado hubo períodos de sequías enormes, unas recientemente y otras producidas en la antigüedad, y también hubo décadas con tiempos demasiado cálidos y otras con fríos muy intensos igualmente dañinos que comprometieron la vida.
Por eso, esta situación no es nueva. Lo único que hay que prestar atención es al modo en que abordarlo mediante una gestión sostenible de recursos y mediante sistemas de información que permitan una anticipación suficiente
autor del artículo:
Jesús Pablo Alonso García
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