El Cambio Climático que viene en Noviembre
Me gusta la naturaleza y en casa cultivo plantas de toda clase.
Cada planta tiene un ciclo que se rige por las estaciones y según el germinan, crecen y dan flores y frutos.
Pero hace varios días que estoy preocupado.
Me inquieta ver cosas que otros años no había ocurrido, y puedo decir que llevo muchísimos en esto.
En las fotos que se muestran se pueden ver fresas a mediados de noviembre, y siguen saliendo flores. También, de una pequeña higuera están saliendo de nuevo más higos cuando ya no toca.
Esto no es normal. Se está produciendo una segunda primavera durante el otoño. Ya estamos muy cerca del ecuador de la estación y el clima que tenemos no es natural.
El otro día, en un programa que es anterior a la información meteorológica, estuvieron explicando acerca del calor que está haciendo este otoño.
Ya estamos en el mes de noviembre y parece primavera.
Según la información disponible, sólo entre octubre de 2013 y octubre de 2014 se ha registrado una temperatura media, a nivel global de + 0.65 grados, desde que se dispone de registros, por encima de la media que ya existía. En términos ambientales es un dato demasiado alto y no existen precedentes. Jamás esta temperatura ha variado tan rápidamente en tan corto espacio de tiempo.
Si se repite y mantiene el fenómeno en años sucesivos sería patente y visible el cambio climático igual que se venía vaticinando.
Todo este asunto del cambio de estaciones está propiciado por la duración de los días. Al ser los días cada vez más cortos, la región del Sahara en África irradia cada vez menos energía y las masas de aire caliente se van enfriando y disminuyendo su tamaño.
De este modo las masas de aire frío que se sitúan sobre el Polo Norte avanzan hacia latitudes inferiores propiciando la llegada de aire frío, borrascas y por tanto lluvias.
Pero el problema está en que estas masas de aire frío están vinculadas directamente con la masa de hielo situada en el Casquete Polar, y hace ya dos años que esta masa de hielo se ha reducido en casi un veinte por ciento.
Por esta razón, al haber menor cantidad de hielo en el Polo Norte, las capas de aire frío no tienen la misma fuerza que antes y son sujetadas por las masas de aire cálido del desierto originando un retraso cada vez mayor en la llegada del tiempo típicamente otoñal.
Desde la división que la Nasa emplea para el estudio del clima a nivel planetario, y que se puede consultar a través de su sitio web, se pueden ver fotografías bastante inquietantes sobre la cantidad cada vez menor del hielo polar, hielo que cada año se reduce un poco más.
Se pueden ver extensiones enormes de hielo sólido que ahora son mar abierto y también se pueden ver regiones glaciares que antes estaban repletas de nieve, convertidas ahora en enormes extensiones rocosas de tierra firme.
El retroceso de estos hielos no tendría mayor importancia en sí si no fuese porque refleja a la perfección un escenario ya descrito como hipotético hace más de tres décadas y que ahora se viene produciendo de manera visible, y que en estos escenarios hipotéticos del pasado se vaticinaban consecuencias impredecibles a medio y largo plazo.
En un primer paso se produciría como ya se puede medir, el aumento global de la temperatura de la atmósfera terrestre ( desde la superficie hasta los ocho mil metros ), lo que originaría el deshielo de regiones polares, tanto norte como sur, y regiones de alta montaña en distintas latitudes, desde el Kilimanjaro en el ecuador africano, Andes en toda su cordillera, Urales en Asia, y otros.
En un segundo paso se produciría la elevación del nivel del mar afectando a distintas zonas costeras de todos los continentes.
Y en un tercer paso, se producirían cada vez estaciones de otoño y primavera más cortas y extremos en las temperaturas globales, tanto en el invierno como en el verano.
Esta última parte lleva asociados otros cambios en las variables ambientales tal y como las conocemos. Afectaría muy directamente a las migraciones de aves y otras especies, a causa del retraso o adelantamiento en la proliferación de insectos, de manera que afectaría a sus poblaciones y a la vez al resto de la cadena alimenticia. Por supuesto muy directamente afectaría al hombre en lo referente a la agricultura. Muchos campos de cultivo dependen de la polinización de estos insectos y si no se produce o se produce tarde, el alimento no llega.
En otro orden de magnitud, al alterar un sistema que no se comprende bien, pueden ocurrir nuevos fenómenos que no se conocen hasta la fecha.
Se entiende que el aumento de las temperaturas es debido a la acumulación de gases de efecto invernadero, detallados muy bien en estudios ahora ya concluyentes. Sin embargo este fenómeno, lejos de corregirse sigue aumentando tal y como se puede consultar en informaciones acerca de los planes de desarrollo de todos los países.
Y leído esto, ¿podemos hacer algo?.
Tal vez lo podríamos haber hecho antes, pero ahora ya parece poco probable que exista una solución a un sistema climático que ya ha cambiado y en ningún momento estuvo bajo nuestro control. Ahora tampoco.
El sistema tal como se percibe va a seguir cambiando cada vez más.
Una dificultad extraordinaria consiste en que el sistema tal cual está alterado ya no hay modo de volverlo al comienzo, y seguramente no dispondremos de la tecnología suficiente hasta dentro de más de un siglo para invertir el proceso. En otros términos se podría decir que aún no han nacido las personas que den con esta tecnología.
Todo podría ser más sencillo si el cambio tal y como se producirá, fuese más pausado y gradual.
De esa manera habría un período de adaptación natural, tanto para las especies naturales ya sean animales y vegetales, más o menos acelerado pero posible
Sin embargo, según los modelos de simulación matemáticos, y esperemos que estén equivocados o sean inexactos, todo parece indicar que los cambios no sólo seguirán su ritmo de cambio sino que se verán acelerados, en donde los escenarios que se dibujan escapan a la comprensión de lo que se podría entender como un entorno habitable. O dicho de otro modo, potencialmente, se generarán conflictos, tensiones, y catástrofes en todos los órdenes, tanto físicos, políticos, como sociales.
Sin embargo, de momento, siempre hay lugar destacado para la esperanza. Cada vez somos personas más preparadas y nos comunicamos entre todos mejor y a mayor velocidad.
Estas habilidades pueden frenar casi en seco todos los escenarios de catástrofe que se podrían producir.
Pero es necesario precisamente eso, que nos comuniquemos entre todos de una manera más eficaz, a un nivel personal, social y político.
Sólo cuando entendamos qué ocurre y qué se puede hacer para mejorarlo, podremos ser partícipes activos del cuidado y mejora de nuestro entorno global y más cercano.
También podremos seguir con los buenos hábitos de, consumo responsable, uso de energías renovables, y disminución de nuestra huella ecológica.
autor del artículo:
Jesús Pablo Alonso García
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